.las horas matan y luego mueren.


tenía canciones sentadas en las pupilas
amaestradas bajo pestañas
pesadas como párpados
hundidas como sílabas náufragas.

tenía canciones como vestidos de estaciones;
que lavaban penas o hundían dagas.

tenía canciones que gesticulaban respetuosas
frente al olor de tu muerte estrepitosa.

aún guardo esos extraños signos
que ciframos para volvernos a oír, una vez más ,
y ya sin oídos sostenidos
por tentáculos lejanos.

la última vez. no duele.

*

10 comentarios:

Edgar Morel dijo...

hola pies gastados.

Anónimo dijo...

mis pies son absoluta-mente vírgenes.
mutan cada año.





*

Anónimo dijo...

El sonido del pasado que golpea los oidos del futuro.
La última vez no duele.
Pero resuena el grito por siempre.

lepink-i dijo...

En algunas especies, cada tentáculo tiene un corazón, mientras que otras especies cantan que cada corazón merece una oportunidad...es inevitable y al revés, siempre me quedo leyéndote música y tejiendo oportunidad de saludo.

Contact dijo...

en los ultimos ... veo una temperatura como de darkness , una marcha de las dagas en las palabras...


ya afuera no duele...


lo ultimo...no se aun.. no veo esa division , me sumerjo tal vez a veces en la reberverancia....




besos en las uñas...

Miguel Rodríguez dijo...

cierto, la ùltima vez no duele como la primera, en casi todo.


me gusta lo que dijiste sobre tus pies.

jose dijo...

me duele haberme perdido las canciones de tus pupilas







mucho..

Anónimo dijo...

Canciones tan malditas en esta época, a los dieseis años me han marcado, creo que escucho buena música no la que me imponen los medios. Yo en mis pupilas guardo imágenes, movimientos, & una sensación extraña.

paz*doña v*

(del cajón)... a la basura dijo...

Muy interesante. Para seguir leyendo(te)...

frida dijo...

¿Hay última vez?

INVERSA

exorcismos sencillitos

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Creemos que el tiempo nos mata lenta e inexorable-mente. Pero además de eso; la hora, al consumirnos, muere también. -como el fenómeno de ciertos insectos- Las palabras exorcizan a las horas. Los dedos liberan al tiempo. El tiempo nos vuelve libres. *