tu mano tibia ya no estará, ni tu oído que descifra mis mil lenguas, mis viajes submarinos.
y tal vez llegue un goce pequeño de mi espíritu junto a la carne. una víscera dentro de la milésima de segundos donde la memoria se pierde, donde las teorías de la relatividad son chistes que sabemos descifrar, y los asesinos plantan flores en jardines ajenos. recuperando la belleza del universo,
el brillo en los ojos expandiéndose en las finas líneas de la piel invencible.
dentro nuestro, en la misma médula, duermen las preguntas y las respuestas.
ya no le temo a morir. ya sólo quiero hacerle el amor a la chance de estar viva.
aquí, y ahora. allí, y ahora.
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después, más tarde, todos sabemos el final del cuento.
es el mismo para todo ser vivo.
21-7-2011
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